Juan Francisco tiene 5 años. Desde que nació ha escuchado, durante muchas horas al día, la música de Wolfgang Amadeus Mozart. Los médicos les dijeron a sus padres que las secuelas de una infección, que le produjo parálisis cerebral, podrían disminuir y activar el funcionamiento de su cerebro a través de la música. Hoy entiende órdenes simples, sabe mostrar las partes de su cuerpo, emite algunas palabras y se relaciona con otros niños. Nadie sabe a ciencia cierta cuánto pudo influir en sus avances esa música que su mamá religiosamente le hacía escuchar, mientras lo encomendaba a todos los santos milagrosos. Lo cierto es que la familia siente que todos los tratamientos disponibles deben sumarse para aportar a la rehabilitación de Juan Francisco.
Es que la música ha comenzado a ser usada como terapia en diferentes campos de la medicina y educación, en niños y adultos con problemas físicos, de salud, emocionales, intelectuales y sociales.
Según los expertos, los efectos que ésta produce en las personas son increíbles y algunos se han empeñado en demostrarlos empíricamente.
Muchas son las experiencias a través de las cuales se ha comprobado el efecto de la música en el organismo, incluso hay una reacción conocida como el efecto Mozart, que muestra los resultados reales y a corto plazo, que se logran con la audición de la música del destacado compositor austríaco. En la Universidad de California, a mediados de los 90, en el Centro de Neurobiología, un equipo de investigación empezó a evaluar los efectos de la música de Mozart en los estudiantes de colegio y niños. Estos científicos condujeron un estudio en el cual 36 estudiantes graduados del departamento de sicología, alcanzaron entre 8 y 9 puntos más en el test de inteligencia Spatial IQ Test (parte de la escala de inteligencia Standford - Binet), después de escuchar 10 minutos la sonata para dos pianos en Do Mayor de Mozart. Esto les condujo a pensar que la música compleja facilita ciertos patrones de complejos neuronales envueltos en la alta actividad cerebral, como las matemáticas y la lógica. Así también los expertos concluyeron que escuchar a Mozart, fortalece los procesos creativos.
Otra experiencia en este sentido se realizó en un monasterio de Bretania con vacas que escuchando la sinfonías de Mozart aumentaron notablemente su producción de leche. En Munich se efectuaron experimentos con niños desahuciados llegando a normalizar signos vitales con la música, sonidos fetales y el habla materna. Otras experiencias se llevaron a cabo con los vegetales en Canadá donde se constató que los efectos de la música producían mejoras en el crecimiento y tonicidad de las plantas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario