
No es la primer vez, y desgraciadamente creo que tampoco la última, que oímos hablar de verdaderas atrocidades, en las que los animales, en este caso perros, se ven implicados. Son varias ya las noticias que hemos leído, visto u oído acerca del maltrato a estos pobres animales. Seres vivos que no sólo son abandonados a su suerte, sino que además son maltratados durante toda su existencia y sometidos a brutalidades inimaginables provocadas por una mente enferma.
Estamos ya artos de ver imágenes en las cuales se nos muestra a un animal indefenso, sufriendo por las heridas que le ha causado ese demonio que se hace llamar dueño, agonizando los últimos momentos de su vida y deseando ya que se acabe con la misma.
En España, al final de la temporada de caza, los podencos y los galgos (desgraciados protagonistas de la foto) son con frecuencia sacrificados, y algunas veces de forma totalmente sádica: palos en la boca para que mueran de hambre, ahorcados con los patas rozando el suelo para que la agonía sea más larga, o “simplemente” atados y abandonados.
En los canódromos de apuestas deportivas españoles también se respira maltrato por todos lados. La mayoría de las hembras, tienen la dentadura destrozada por la glucosa que se les suministra para que sean más rápidos. Además son obligados a vivir en jaulas metálicas de 1 metro cuadrado toda su vida "laboral", sufren desnutrición y a menudo tienen el cuerpo cubierto de llagas.
Estos son tan sólo dos ejemplos en los cuales el maltrato a los perros se hace evidente y además demostrable. Pero hay millones de casos más desconocidos en los cuales estos animales, que son tan seres vivos como nosotros, sufren indefensos durante toda su vida. ¿Cuantos perros son abandonados cuando llegan las vacaciones? Debemos concienciarnos de que tener un perro no es sólo comprarlo y lucirlo cuando es cachorro, porque es precioso, y en cuanto crece y nos estorba lo desechamos como un pañuelo. Los perros requieren del ser humano para sobrevivir, hay que cuidarles, alimentarles, mimarles... Ellos siempre te recompensan.
Por supuesto, estas mentes enfermas capaces de tan sádicas actuaciones, deben ser castigadas por la justicia. Pero no basta con sanciones económicas, puesto que se trata de gente peligrosa, gente agresiva, destructora… Son asesinos, son maltratadotes. Debe sancionárseles como tales. Debemos conseguir que todas estas atrocidades sean pagadas por aquellos que piensan que un animal es alguien que no sufre ni tiene derechos.
Y es que es realmente preocupante que en pleno siglo XXI este tipo de personas exista, pero más preocupación supone saber que actúan con total libertad. No demos la espalda a esta realidad silenciosa.
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